CONVENTO DE LA
MERCED
La monumental espadaña está revestida de azulejería barroca
(hacia 1.600). La portada está trabajada en ladrillo visto y junta a la iglesia
de una sola nave, se podrían encuadrar en los momentos de transición del
Renacimiento al Barroco.
El importante retablo mayor es renacentista, realizado por
Vázquez Ureta y por Ortuño, finalizado en los primeros años del siglo XVII.
El camarín de la
Virgen de la
Merced , cupulado y con bellas yeserías, está entre los más
artísticos del barroco ecijano del siglo XVIII.
CONVENTO DE LAS MARROQUIES. (Siglo XVI-XVIII)
Levanta en un ángulo a los pies de su iglesia la espadaña
más bella de Écija, insuperable diseño dieciochesco de ladrillo y azulejería en
alabanza a la
Inmaculada Concepción , pequeña obra que inmortaliza a los
anónimos alarifes que la crearon.
La única nave de la iglesia está cubierta con un hermoso
artesonado de lacería mudejar En el del siglo XVI. Conserva un interesante Crucificado
de estilo gótico.
"torno" se obtienen los famosos "bizcochos
marroquíes", trabajados a base de flor de harina, yema de huevo, azúcar y
el toque especial de las Concepcionistas Franciscanas.
CONVENTO DE LAS FLORENTINAS. (Siglo XV - XVIII).

La portada principal es barroca del siglo XVIII, muy
emparentada con las obras de Pedro de Silva, con columnas pareadas y capiteles
compuestos para sustentar una hornacina con la Virgen del Rosario.
El interior tiene una cubierta de madera con decoración
pictórica y el presbiterio se cubre con cúpula sobre pechinas.
El retablo mayor pertenece al barroco del siglo XVII,
formándose con la arquitectura retablística del Cristóbal de Guadix y con las
esculturas del Taller de Pedro de Roldán, donde destaca la imagen de la titular
Santa Florentina.
El retablo dedicado a San Juan Evagelista es renacentista y
fue realizado por el cordobés Freyle de Guevara a finales del siglo XVI. Y en
la sacristía se exhiben pinturas atribuidas a Antonio del Castillo (S. XVII).
CONVENTO DE LAS FILIPENSAS. (Siglo XV-XVIII)
La portada es barroca labrada en piedra, remantándose en la
parte superior con un relieve escultórico. La espadaña del siglo XVIII se alza
a dos planos en un ángulo a los pies de la Iglesia , con dos cuerpos rematados por cupulín y
decorados con azulejería. En el interior encontramos dos ricos artesonados de
lacería mudéjar del siglo XVI, uno cubriendo la nave y otro techando el presbiterio
en forma de cúpula octogonal.
De su imaginería destacamos el Crucificado, el Nazareno y el
relieve de "La
Visitación " del taller de Pedro Roldán.
REAL CONVENTO DE SANTA INÉS. (Siglo XV - XX)
Habitado por la reina Isabel "la católica" en el
siglo XV. La espadaña es neobarroca del siglo XX. Y la iglesia tiene dos
sencillas portadas labradas en piedra del siglo XVII.
El interior de una sola nave con cúpula cubriendo el
presbiterio, está ornamentado con yeserías y pinturas sobre lienzo del siglo
XVII. La imágen de San Juan Bautista está atribuida al granadino Alonso de Mena.
CONVENTO DE LAS HNAS. DE LA CRUZ. (Siglo XVIII)
El interior de luminosa y sencilla arquitectura, está
presidido por un retablo compuesto por pinturas de Escuela Sevillana, donde
destaca "La Asunción "
problamente ejecutada por un seguidor de Murillo.
CONVENTO SAN PABLO Y SANTO DOMINGO. (Siglo XVI - XVIII)

El retablo mayor es barroco del siglo XVIII, con grandes
columnas - estípites, donde destaca en la parte superior en Calvario del siglo
XVI.
El retablo del sagrario de original diseño, tiene una
minuciosa y exuberante decoración rococó, estando presidido por el Cristo atado
a la columna, atribuido a Pedro de Millán (S. XVI).
La capilla del Rosario es una pieza de singular del barroco
ecijano, donde la arquitectura, la pintura, la escueltura y la platería se
combinan para crear efectos de insuperable belleza.
CONVENTO DE LAS TERESAS (IGLESIA DE SAN JOSÉ).

Su fundación data en torno a 1630. Las Carmelitas Descalzas
tuvieron que trasladarse al lugar que ocupan actualmente, lo que les causó
graves conflictos con los Corregidores de la ciudad que acostumbraban a
reunirse en este lugar. En 1655 lograron iniciar las obras de la iglesia
gracias a limosnas y la dote de una monja sor Paula de San José.
La portada principal de la calle es muy interesante. Se
compone de dos cuerpos, el primero está integrado por un arco semicircular
decorado por la típica labor gótica mostrando los escudos de Portocarrero en el
lado derecho y de Guzmán en el opuesto coronadas por figuras de águilas.
En el cuerpo superior se hallan tres hornacinas con
abundante decoración gótica, en la central se hallan las pinturas de San José y
los escudos del Carmen Descalzo. Sobre éstas, un pelícano centrando la
composición y lazos marineros. La monumental portada pertenece a la transición
del gótico al renacimiento con ligera decoración “manuelina” como se observa
por el uso de motivos marineros.
La extraña decoración de la fachada, difícil de encontrar
por estos lugares, se debe a que los Condes de Palma “importaron” esta
decoración en el siglo XIV, del estilo que existía en casas palaciegas en el
sur de Portugal, donde ellos poseían algunos terrenos.
La puerta de entrada a la iglesia posee una interesante
labor de carpintería mudéjar de la segunda mitad del siglo XIV, pese a sus
restauraciones, procede del antiguo salón de honor de la planta alta de
palacio.
La iglesia conventual se erigió en el siglo XVII, es de una
sola nave cubierta con bóvedas de cañón y lunetos y media naranja en el
presbiterio.
En el interior se hallan retablos barrocos con imágenes de
diversa calidad, son de destacar las imágenes de San José y de la Inmaculada del taller
de Roldán, un Niño Jesús de Ribas y un interesante Crucificado del círculo de
Alonso Cano.
Excepcional interés arquitectónico presenta el interior de
este convento, que conserva numerosísimos e importantes restos del palacio
adquirido por la Comunidad
en el siglo XVII.
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